domingo, julio 13, 2008

Tom Waits: 'No hay que tomarse demasiado en serio, sino reírse de uno mismo y llorar'

Publicado el viernes en El Mundo

Waits, en uno de sus últimos conciertos, en Estados Unidos. (Foto: AP)

Waits, en uno de sus últimos conciertos, en Estados Unidos. (Foto: AP)

PHILIPE GARNIER ('Libération')

Tom Waits (Pomona, California; 1949) siempre ha pasado por ser una bicoca para los periodistas. Por los ladridos llamativos que proporciona religiosamente y que el plumífero atesora, feliz y radiante, como otros tantos 'doggy bags', esas bolsas en las que los norteamericanos transportan para sus perros la comida que no han terminado en el restaurante. Pero, de regreso en sus redacciones, los periodistas constatan que el animal no reveló nada de sí mismo. 'La Luna de Metrópoli' lo ha comprobado.

Esta vez, la acción se sitúa en el café holandés que le sirve de estación de criba para visitantes de países lejanos. Un 'diner' situado cerca de la localidad californiana de Bodega Bay, donde Hitchcock filmó 'Los pájaros' y donde Tom Waits vino a enraizarse hace 20 años, después de haber pasado por Los Ángeles.

Cuando se le pregunta cómo aprehende el mundo, cómo hace para conocer términos como 'tyborn jig' o árboles como el China Ball Tree, su voz de trituradora modelo registrado explica: "Radio, biblioteca municipal y mis hijos, que traen miles de objetos a casa. Ya ha pasado la época en la que lo controlaba todo. Uno de mis hijos tiene 23 años, viaja en monopatín y escucha a Sage Francis, Aesop Rock y todo ese rap blanco que podríamos llamar 'rap lerdo'. Es su mundo, no el mío. Pero uno no puede ignorar lo que pasa a su alrededor. Al ver un club que anuncia la actuación de los Spastic Colons (Cólicos Nefríticos), uno no puede evitar preguntarse quiénes son". Ojo: los Spastic Colons no existen, aunque deberían hacerlo.

Desde hace varios años, Waits atraviesa una etapa de ardor juvenil, con música radical y efusiva como la de 'Real Gone' (2004), su último disco de estudio, o el triple CD de rarezas 'Orphans' (2006). Cantos de los presos en galeras o de los piratas a ritmo de latigazos, onomatopeyas chilladas en el cuarto de baño, paisaje de patíbulos y tiendas de circo: son canciones que suenan como "pedorretas en la Capilla Sixtina", aunque asegure emular a James Brown.

Segunda juventud

Waits ha atravesado una rara etapa de hiperactividad, con la edición en 2002 de 'Blood Money' y 'Alice', formados por canciones procedentes de colaboraciones con el dramaturgo Robert Wilson. Tom Waits ha trabajado en el cine y el teatro, pero reconoce que prefiere pilotar su barco en solitario. "Es bueno saber que uno es capaz también de hacer cosas así. De hecho, estamos ya hablando de crear otra obra basada en un cuento de Andersen, 'The Shadow'. Hemos pensado pedir a James Ellroy que escriba para nosotros. O hacerlo en forma de 'macaroni western'. Pero a mí me gusta componer rápido. Antes, una canción era un piano, un cenicero y un vaso. Ahora, se me ocurren al vuelo".

El piano incluso había desaparecido en su último disco, 'Real Gone'. Tom Waits compuso con una guitarra 'plonk-plonk' y hasta grabó 'borborigmos' en su cuarto de baño. "Queríamos escribir y grabar rápido. Con primeras tomas: voces que rezuman y saturan. Es capturar cosas que surgen aunque también hay que planificar. Mi mujer, Kathleen, es muy buena en eso. Necesito un espíritu práctico a mi lado, dado que en general soy como un montón de provisiones sin saco donde echarlas".

Tom Waits parece apreciar la ironía de este rejuvenecimiento. "Es verdad que he vivido mi vida a la inversa. Cuando tenía 18 años quería tener 60 y llevaba abrigos y sombreros de viejo. Ahora, hasta me atrevo a conducir coches deportivos. En cualquier caso, quiero ser más joven y vivir a tope. Y creo que eso es lo que trasluce mi música. Si una canción se me olvida o si pierdo un casete, no pasa nada, escribo otra. Antes las canciones viajaban en el aire y la lluvia, como los pólenes. Un tipo llegaba a un pueblo, cantaba 20 temas y las familias los volvían a retomar en sus casas. Y los reinterpretaban. ¿Qué dice aquí? Y, hop, surgía un nuevo sonido. Me siento muy contento de formar parte de esta tradición".

Una tarde en el circo

Su conocimiento del circo es todavía más prosaico y, al hablar de él, se desternilla. "Recibo esta entrada de los Ringling Brothers todos los meses. Formo parte de la Circus Society, un club de chiflados. A mis amigos les parece algo raro, pero ese universo me interesa. Para mí, es como soñar de pie".

Reconoce las influencias (Captain Beefheart, George Gershwin, Mabel Mercer), pero duda de que saber demasiado sobre un artista enriquezca la experiencia que se tiene de él. "¿Es que se percibe en sus discos que Howlin Wolf escuchaba a Jimmie Rodgers? Y, sin embargo, así era. ¿Aclara algo eso? Mi mujer dice siempre que puedo transformar cualquier cosa en energía. Es cierto, pero lo que quiero es fabricar lo que necesito. Para eso, hay que conseguir no tomarse demasiado en serio, reírse de uno mismo y llorar. Coger el pasillo del jardín como persona y hacer el camino de la vida. Ése es el secreto. Siempre me gustaron los tipos que pintan con salsa de Tabasco y macarrones en un trozo de contrachapado y con un pincel hecho con su propio pelo. Gente que tiene recursos limitados, pero que los expresa de una forma inédita. Como dice Shoobie Taylor... ¿que no conoce a Shoobie, el rey del 'scatman' de los años 50?".

Otra de las suyas. Vuelve a asestar un golpe. Esta vez con Shoobie. Y, después, con la observación de que el ojo del avestruz es más grande que su cerebro. O con el funcionamiento del Chamberlain, un viejo sintetizador al que se ha aficionado. Trucos que extrae de su cerebro-leonera al instante, para desanimar a la inquisición. Así es también en su música: un prestidigitador que pesca en su chamarilería los elementos para montar un saludable bochinche.

1 comentario:

WaitingForWaits dijo...

Espero bitxu que tu y los blogeros disfruteis del concierto a tope esta noche y la de ayer.Lo mio no va a poder ser y me jode bastante.Por cierto teneis que ver esto:

http://www.elmundo.es/elmundo/2008/07/15/rockandblog/1216090578.html